Cuando las Emociones se toman el poder: El Secuestro Amigdalino

Un Golpe de Estado en tu mente

Imagina tu mente como un país tranquilo y próspero, donde las decisiones se toman con lógica y razón. Es un país gobernado por un líder sabio y ponderado: Tu cerebro racional. Pero en algún lugar de las sombras se esconde un poderoso líder insurgente, altamente reaccionario y siempre dispuesto a tomar el control a la menor provocación: La amígdala.

La amígdala es algo así como el centinela de nuestras emociones. Es una zona del cerebro que detecta nuestras emociones intensas y nos prepara para reaccionar ante situaciones de emergencia, como un guardia que suena la alarma cuando percibe peligro.

Pero es un centinela tan poderoso que, cuando percibe una amenaza —que puede ser un recuerdo traumático, una preocupación, o incluso una crítica inesperada—, decide que es hora de actuar y, literalmente, se toma el control como si hiciera un golpe de estado. Como un centinela rebelde, la amígdala rápidamente toma el control del país mental. En lugar de un debate tranquilo y reflexivo sobre cómo responder, la amígdala impone la ley marcial emocional, dictando nuestras acciones y reacciones sin el consentimiento del gobierno racional.

El cerebro es, en esos casos, literalmente depuesto de su rol de gobernante y pierde sus funciones. De pronto, el país que una vez fue sereno y ordenado está en caos. Las respuestas rápidas y emocionales son ahora ley por decreto. Y en la práctica, esto podría significar gritar en lugar de hablar, huir o atacar en lugar de escuchar, o comer impulsivamente en lugar de elegir conscientemente tus alimentos.

¿Alguna vez, en medio de una discusión con tu pareja o en un momento en que te sientes atacado/a, has dicho cosas hirientes o has tenido reacciones de las que luego te arrepientes? Bueno, eso es obra de la amígdala, tomando el mando en situaciones de alta carga emocional.

Este golpe de estado emocional es poderoso, pero no invencible. Como gobernantes de nuestra propia mente, disponemos de herramientas para restaurar la calma luego de este «golpe de estado». Podemos entrenarnos en tácticas de gestión emocional, como la respiración consciente o la meditación, que te ayudarán a dominar la insurgencia de la amígdala.

Podemos construir alianzas con terapeutas y consejeros que nos enseñan estrategias para prevenir futuros golpes. Con el tiempo y la práctica, podemos fortalecer nuestro gobierno racional para que, incluso cuando la amígdala intente un golpe, estemos listos y preparados para mantener la paz y el orden en nuestra mente.

¿Qué es el secuestro amigdalino?

En la obra seminal «Inteligencia Emocional» de Daniel Goleman, emerge un concepto tan penetrante como esclarecedor: el secuestro amigdalino. Este término, ahora incrustado en la psicología moderna, captura esos momentos en que nuestras emociones nos inundan, arrebatando el timón de la lógica y la razón. Se desencadenan mecanismos ancestrales de defensa: luchar contra la amenaza, huir de ella o quedar paralizados por su inminencia. Estas respuestas están profundamente arraigadas en nuestra psique, heredadas de ancestros para quienes tales reacciones eran cuestión de supervivencia.

Sin embargo, en la complejidad de la vida contemporánea, y particularmente en la batalla contra la obesidad, la amígdala puede convertirse en una aliada complicada. Esta porción diminuta pero poderosa del cerebro se activa no solo ante peligros físicos, sino también en presencia de traumas emocionales, incluso aquellos sepultados en las capas más profundas de la memoria. La amígdala no discrimina entre la amenaza de un depredador y el estrés emocional de una dieta fallida o un comentario hiriente sobre el peso. Su activación puede desencadenar una cascada de hormonas del estrés, que no solo afectan nuestro estado emocional sino que también pueden llevar a conductas compulsivas de alimentación, creando un ciclo de refuerzo negativo que dificulta la pérdida de peso y el mantenimiento.

¿Cómo funciona el centinela de nuestras emociones?

La amígdala es una pequeña zona de nuestro cerebro del tamaño de una almendra – y de ahí viene su nombre. Es una maestría evolutiva, un centinela que vigila constantemente el horizonte emocional. Funciona en concierto con el tálamo, que actúa a su vez como una central de correos, dirigiendo la información entrante tanto en la corteza —nuestro estratega racional que pondera cada decisión—como a la amígdala, el custodio de nuestros

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sentimientos más profundos y memorias emocionales.

En un diseño perfecto, estas estructuras trabajan en armonía, permitiéndonos navegar por el complejo mundo de las interacciones sociales y los peligros potenciales.

Sin embargo, cuando la amígdala percibe una señal de alarma, especialmente si resuena con el eco de un trauma pasado que aún no hemos superado, se activa el como el líder insurgente. Este sistema es como el botón rojo que, una vez presionado, desencadena una cascada de eventos hormonales y neurológicos, preparando al cuerpo para responder con rapidez y fuerza. La respiración se intensifica para oxigenar rápidamente la sangre, el corazón bombea con urgencia para enviar esa sangre a los músculos necesitados, y nuestros músculos se tensan, listos para la acción.

Este estado de alerta máxima es vital en una verdadera emergencia, pero cuando es el resultado de una falsa alarma causada por un trauma no resuelto, la amígdala puede convertirse en un tirano que manda a callar la voz de la razón, llevándonos a actuar de maneras que más tarde podríamos lamentar profundamente. En este estado, la amígdala secuestra la capacidad de nuestro cerebro racional para actuar.

El Origen de Conflictos y la Respuesta de la Amígdala

Paradójicamente, el mismo mecanismo que nos prepara para una respuesta emocional desmedida podría estar en la base de conflictos mayores, como guerras, o más personales, como las peleas de pareja. La amígdala no distingue entre una amenaza física real y una discusión acalorada; su respuesta es igual de vigorosa. Aquí radica la relevancia de entender y manejar este fenómeno para aquellos que han pasado por la transformación bariátrica o luchan contra la obesidad, donde el manejo emocional es crucial para la recuperación y el éxito a largo plazo.

Estrategias para Controlar el Secuestro Amigdalino

Estudios recientes en neurociencia sugieren que el entrenamiento en técnicas de regulación emocional, como la meditación y la atención plena, puede ayudar a calmar esta respuesta y restablecer el equilibrio, permitiendo que el neocórtex recupere su papel como líder sabio y medido

¿Cómo se puede controlar este secuestro emocional y evitar las reacciones desmedidas? Aquí hay algunas sugerencias basadas en la ciencia y la práctica clínica:

  • Mindfulness y Meditación: Practica la atención plena para reconocer cuándo se desencadena la respuesta de la amígdala y crear un espacio de calma desde el cual poder actuar.
  • Técnicas de Relajación: Aprende y aplica técnicas de relajación, como la respiración profunda o la relajación muscular progresiva, para contrarrestar los síntomas físicos del estrés.
  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): La TCC es una herramienta poderosa para cambiar la relación entre pensamientos, emociones y comportamientos, ayudando a gestionar mejor las respuestas automáticas.
  • Reconocimiento y Reestructuración de Patrones: Identifica patrones de pensamiento que precipitan el secuestro amigdalino y trabaja en reestructurar esos pensamientos hacia rutas más racionales.

En el siguiente video, la Dra. Nazareth Castellanos explica cómo y por qué la meditación y el mindfulness nos pueden ayudar a controlar el secuestro amigdalino.

https://youtube.com/watch?v=IvFBlOm13tQ%3Ffeature%3Doembed

Conclusión

Al entender el secuestro amigdalino, no solo podemos abordar las raíces emocionales de nuestros desafíos de peso, sino también abrir un camino hacia la sanación y el bienestar a largo plazo. Este conocimiento es una herramienta poderosa en el viaje hacia la recuperación, permitiendo a los pacientes retomar el control no solo de su peso, sino de su vida emocional.

Como especialistas en el cuidado integral de la salud, nuestra misión es proporcionar las herramientas y el apoyo necesario para que cada individuo pueda entender y superar sus propias batallas, tanto en la mesa como en la mente. Con empatía, educación y estrategias efectivas, la transformación es posible.

Fuentes:

  • American Society for Metabolic and Bariatric Surgery (ASMBS).
  • American Psychological Association (APA).
  • Castellanos, N. (2023, Agosto 11). Aprende el papel de la amígdala cerebral cuando estoy enojado [Video]. El secreto a la felicidad. https://www.youtube.com/watch?v=IvFBlOm13tQ
  • Goleman, D. (1996). «Inteligencia Emocional».
  • Organización Mundial de la Salud (OMS).

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