Ansiedad: ¿Villana o Heroína?

Por Ps. Rodrigo Farías Veloso

Psicólogo Clínico Bariátrico

Miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica

¿Ya viste la película «Intensamente 2»? Si no la has visto, podrías encontrar aquí algún pequeño spoiler de su trama. No muy grande, pero si prefieres no saber nada, te sugiero que veas la película y luego vuelvas al artículo. Si no te importa, ¡sigue adelante!

En «Intensamente 2,» la ansiedad es presentada inicialmente como la villana, pero a lo largo de la historia, se revela que su verdadero propósito es cuidar a la protagonista. Este dilema cinematográfico refleja una realidad común en nuestra experiencia humana: la ansiedad, aunque incómoda y desafiante, tiene un propósito esencial en nuestras vidas.

¿Qué es la Ansiedad?

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes o estresantes. Es un mecanismo de supervivencia que nos prepara para enfrentar el peligro, activando nuestra respuesta de «lucha o huida». Sin embargo, cuando esta respuesta se vuelve crónica o desproporcionada respecto a la situación, puede convertirse en un obstáculo en lugar de una ayuda.

En la película es genial la manera en que describen cómo «Ansiedad» llega a instalarse en la vida psíquica de la persona. La imagen anterior ilustra cómo la ansiedad no llega sola, sino que trae consigo una serie de problemas adicionales que complican la vida de la persona. Estas «maletas» simbolizan los diversos síntomas y efectos negativos que la ansiedad puede desencadenar, haciendo que su presencia sea particularmente indeseable y difícil de manejar.

La Ansiedad como Villana

En su papel más temido, la ansiedad se manifiesta como una sensación abrumadora de miedo y preocupación. Esta versión de la ansiedad puede paralizarnos, dificultando nuestra capacidad para funcionar en la vida diaria. Las personas que padecen trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico o la fobia social, saben lo debilitante que puede ser. Los síntomas físicos, como la sudoración excesiva, la taquicardia y los problemas digestivos, junto con los síntomas mentales, como la rumiación y la hipervigilancia, pueden hacer que la ansiedad parezca una verdadera villana.

Hay una escena muy bien lograda en la película, donde la ansiedad se toma el control de la mente y destierra a las demás emociones del mando, en la práctica esto es conocido como un secuestro amigdalino. Este término describe un fenómeno en el que una emoción de autoprotección, como la ansiedad, toma el control del cerebro con la mejor intención de proteger al organismo, pero termina aplanando otras emociones y provocando que el organismo se bloquee, llevando a un ataque de pánico o una crisis de estrés. La amígdala, una pequeña estructura en el cerebro responsable de las respuestas emocionales, se activa de manera intensa y rápida, superando la capacidad de la corteza prefrontal para regular y racionalizar la respuesta emocional.

Si quieres saber más en profundidad qué es el «secuestro amigdalino», puedes leer este artículo: Cuando las emociones se toman el poder.

La Ansiedad como Heroína

La ansiedad, sin embargo, está ahí para proteger nuestras vidas. Aunque a menudo la veamos como una enemiga, es importante recordar su lado positivo.

La ansiedad, al igual que el cortisol, desencadena una serie de efectos físicos diseñados para protegernos en situaciones de peligro. En un lapso breve, la ansiedad puede aumentar el flujo de sangre a las piernas y los puños, preparando nuestro cuerpo para huir o defendernos ante una amenaza. Además, incrementa nuestro estado de alerta, agudizando los sentidos y mejorando la concentración para enfrentar el peligro inminente. Otros signos incluyen el aumento de la frecuencia cardíaca y la respiración rápida, lo que asegura que nuestros músculos reciban suficiente oxígeno y energía. Estos mecanismos ancestrales de autoprotección han sido fundamentales para la supervivencia, permitiéndonos reaccionar de manera rápida y eficaz a los desafíos del entorno.

La ansiedad tiene sus raíces en los mecanismos de autoprotección desarrollados a lo largo de la evolución humana. Como se ilustra en la imagen, el estrés es un mecanismo adaptativo que activa la respuesta de «lucha o huida,» permitiendo a nuestros antepasados reaccionar rápidamente ante amenazas inmediatas, como ser perseguidos por un depredador. Esta reacción rápida y eficaz ayudaba a la supervivencia, permitiendo enfrentar o escapar de peligros. Hoy en día, aunque nuestras amenazas han cambiado, el sistema de ansiedad sigue activándose en respuesta a situaciones percibidas como peligrosas o estresantes, manteniendo su función esencial de protegernos y ayudarnos a adaptarnos a las exigencias de la vida moderna.

La ansiedad nos empuja a prepararnos mejor, a ser más conscientes de nuestros entornos y a tomar medidas para protegernos. En esencia, la ansiedad nos cuida, siempre y cuando aprendamos a manejarla adecuadamente.

Pero si, como se ilustra en la siguiente imagen, si la ansiedad se prolonga por un periodo extenso, el aumento continuo de cortisol puede comenzar a ser perjudicial. En lugar de protegernos, este estrés crónico puede tener efectos adversos significativos en la salud. La persistente activación del sistema de alerta puede llevar a problemas como el debilitamiento del sistema inmunológico, deterioro cognitivo, aumento de la presión arterial, y otros trastornos de salud física y mental. Así, lo que inicialmente era una respuesta de autoprotección se convierte en una fuente de daño para el organismo

Es por eso que, en nuestra vida moderna, donde no escapamos todos los días de depredadores ni tenemos que luchar o cazar para sobrevivir, tenemos que aprender a manejar la ansiedad de manera efectiva. La ansiedad crónica, si no se controla, puede afectar gravemente nuestra salud física y mental. El aumento prolongado de cortisol, una hormona del estrés, puede llevar a una serie de problemas, como trastornos del sueño, aumento de peso, enfermedades cardiovasculares, y debilitamiento del sistema inmunológico. También puede afectar negativamente nuestro bienestar emocional, provocando trastornos de ansiedad, depresión y problemas de concentración.

Para evitar estos efectos perjudiciales, es fundamental adoptar estrategias de manejo del estrés y la ansiedad. Prácticas como la meditación, el mindfulness, y las técnicas de respiración pueden ayudar a calmar la mente y reducir la respuesta del cuerpo al estrés. El ejercicio regular también es crucial, ya que libera endorfinas y mejora el estado de ánimo. Además, mantener una alimentación equilibrada y un buen horario de sueño puede contribuir significativamente a la reducción de la ansiedad.

Es igualmente importante aprender a reconocer los signos de ansiedad crónica y buscar ayuda profesional cuando sea necesario. Terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) pueden ser muy efectivas para cambiar patrones de pensamiento negativos y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables. Al aprender a gestionar la ansiedad, podemos mejorar nuestra calidad de vida y proteger nuestra salud a largo plazo, asegurando que nuestra respuesta natural al estrés siga siendo un aliado y no un enemigo.

Ansiedad y Alimentación

En el contexto de la salud bariátrica, la ansiedad puede desempeñar un papel significativo en la relación de una persona con la comida. La «ansiedad alimentaria» se refiere a la tendencia a comer en respuesta a emociones negativas, como el estrés, la tristeza o la frustración. Este patrón puede conducir al aumento de peso y dificultar el mantenimiento de una dieta saludable.

1. Reconocer y Aceptar: El primer paso es reconocer la ansiedad y aceptarla como una parte normal de la vida. En lugar de luchar contra ella, trata de entender qué está tratando de comunicarte.

2. Respiración y Meditación: Técnicas de respiración profunda y meditación pueden ayudar a calmar la mente y reducir la respuesta física al estrés. Prácticas como el mindfulness pueden ser especialmente efectivas. Puedes descargar la aplicación Headspace para

3. Ejercicio Regular: La actividad física regular ayuda a liberar endorfinas, las hormonas del bienestar, que pueden contrarrestar los efectos de la ansiedad. Encuentra una actividad que disfrutes y conviértela en parte de tu rutina diaria. Y si no se te da tanto el ejercicio, puedes probar a caminar entre 8.000 y 10.000 pasos diarios. ¡Te sorprenderá el enorme efecto en tu salud que el sencillo ejercicio de monitorear tus pasos con un podómetro puede tener! Y puedes usar un podómetro gratuito en tu teléfono, o idealmente una pulsera contadora de pasos.

4. Alimentación Consciente: Practica el «mindful eating» o alimentación consciente. Esto implica prestar atención plena al acto de comer, reconociendo las señales de hambre y saciedad, y disfrutando de cada bocado sin distracciones. Si nunca lo has hecho, te dejamos en este link un Ejercicio de Alimentación Consciente que te puede ayudar.

5. Habla con un Profesional: Si la ansiedad es abrumadora, busca la ayuda de un profesional de la salud mental. Terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) pueden ser muy útiles para manejar la ansiedad.

6. Establecer Rutinas Saludables: Mantén una rutina diaria que incluya tiempo para el autocuidado, el sueño adecuado y actividades que te relajen y te hagan sentir bien contigo mismo.

Un Dato Adicional

Según Paul Gilbert, nuestro sistema de estrés fue diseñado para lidiar con causas relativamente breves, como depredadores, peleas cortas o intercambios, pero no con el estrés crónico. Existen muchos indicios de que la hormona del estrés, el cortisol, es útil para el comportamiento defensivo a corto plazo, porque moviliza las grasas, da energía al cuerpo y ayuda a concentrarse, pero que, en realidad, daña el sistema inmunitario y el cerebro si se mantiene elevado mucho tiempo.

Conclusión

La ansiedad no es ni completamente villana ni completamente heroína. Es una respuesta humana compleja que, cuando se maneja adecuadamente, puede ser una guía útil y protectora. En el camino hacia una vida más saludable y equilibrada, especialmente en el contexto de la salud bariátrica, aprender a entender y manejar la ansiedad puede ser un componente crucial para el éxito a largo plazo.

Bibliografía

  • Bays, J. C. (2018). Comer Atentos. (1ª ed.). Editorial Kairós.
  • Harari, Y. N. (2015). Sapiens: Una breve historia de la Humanidad. Harper.
  • Tellez Diaz, C. (2019). Obesidad. Una Enfermedad de Salud Mental. Autoedición.
  • Wansink, B. (2006). Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think. Bantam Books.

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