- Por Ps. Rodrigo Farías Veloso
- Psicólogo Clínico Bariátrico
- Miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica
La autocompasión: una práctica para el bienestar
La autocompasión no es un término nuevo, pero es una práctica que muchos de nosotros olvidamos aplicar en nuestra vida diaria.
Pero, ¿qué significa realmente tener autocompasión? Es el acto de mostrar bondad y comprensión hacia uno mismo en momentos de dolor o falla. Es tratarse a uno mismo con la misma amabilidad y compasión que tratarías a un amigo cercano.
La autocompasión es la capacidad – no siempre fácil – de ser amables y comprensivos con nosotros mismos cuando estamos experimentando dificultades o sufrimiento. Es una actitud que se basa en la aceptación de nuestra imperfección y humanidad, y en el reconocimiento de que todos estamos sujetos al dolor y la frustración.
La autocompasión es una práctica que ha estado presente en diversas culturas y filosofías a lo largo de la historia. Su origen se encuentra profundamente arraigado en las enseñanzas budistas, pero su relevancia y aplicación son universales y atemporales.
¿Por qué es esencial practicar la autocompasión? Vivimos en un mundo donde constantemente nos enfrentamos a desafíos, críticas y fallas. La autocompasión nos permite enfrentar estos momentos difíciles con una mente más tranquila y un corazón más suave.
En su libro La mente compasiva, Paul Gilbert, psicólogo clínico y creador de la Terapia Centrada en la Compasión (CFT), define la autocompasión como «una forma de relacionarse con nosotros mismos que nos permite sentirnos conectados con nuestra humanidad compartida, incluso cuando estamos experimentando dolor o dificultades».
Gilbert sostiene que la autocompasión es una habilidad que puede aprenderse y practicarse, y que puede tener efectos positivos en nuestra salud mental y bienestar.
¿Es la autocompasión lo mismo que victimizarse o sentir pena por sí mismo?
La compasión, y específicamente la autocompasión, es un concepto a menudo malinterpretado como una forma de autocompadecerse o tener pena de uno mismo. Sin embargo, esto está lejos de ser cierto. La compasión es una respuesta empática ante el sufrimiento, ya sea de otros o de nosotros mismos, acompañada de un deseo genuino de aliviar dicho sufrimiento.
Cuando practicamos la autocompasión, nos permitimos reconocer y validar nuestros propios sentimientos y experiencias sin juzgarnos duramente. No se trata de sumergirnos en la autocomplacencia o de engancharnos en un ciclo de victimización, sino de ser amables y compasivos con nosotros mismos, permitiéndonos procesar nuestros sentimientos y experiencias de una manera saludable.
Tener pena de uno mismo, por otro lado, implica quedarse atrapado en el sufrimiento, permitiendo que defina nuestra experiencia y, a menudo, nos victimice. La autocompasión nos anima a movernos a través del dolor, ofreciéndonos el espacio necesario para sanar y crecer a partir de nuestras experiencias.
Una parábola de compasión de Gandhi
Mahatma Gandhi, una figura icónica de la paz y la no violencia, también nos ofrece una lección valiosa sobre la autocompasión. Aunque Gandhi es ampliamente conocido por su lucha por la independencia de la India y su dedicación a la justicia social, también enfrentó momentos de duda, crítica y desafío personal. A través de una anécdota particular de su vida, podemos aprender cómo funcionaría una mente autocompasiva.
En la película «Gandhi» (1982), dirigida por Richard Attenborough, hay una escena emotiva en la que un hombre se acerca a Mahatma Gandhi buscando redención por sus acciones. Este hombre confiesa a Gandhi que mató a un niño musulmán en venganza, porque un grupo de musulmanes había matado a su hijo. Está desesperado y busca el consejo de Gandhi sobre cómo puede encontrar paz después de lo que hizo.
Gandhi, con una profunda compasión en sus ojos le pide en voz calmada, le sugiere que encuentre a un niño musulmán que también haya perdido a sus padres en la violencia, y que lo críe como su propio hijo, pero que lo críe como musulmán, no como hindú.
Esta escena brinda un mensaje espléndido y universal de tolerancia, amor y comprensión entre las diversas expresiones de fe y comunidad. Es una ventana a la filosofía de Gandhi: una invitación a practicar la autocompasión para encontrar la paz interna, incluso cuando estamos inundados por las tempestades de la violencia y el odio. Es una enseñanza profunda sobre cómo podemos tejer puentes de reconciliación y amor, superando las brechas que la discordia y la intolerancia han cavado en la humanidad.
Ve el video con la escena de compasión y autocompasión de Gandhi
Los beneficios de la autocompasión
La autocompasión ha demostrado tener una serie de beneficios para la salud mental y el bienestar, entre los que se incluyen:
- Reduce el estrés y la ansiedad
- Mejora el estado de ánimo
- Aumenta la resiliencia
- Fortalece la autoestima
- Favorece las relaciones interpersonales
- Alarga la vida.
Aplicando la Autocompasión en Nuestras Vidas
Al igual que Gandhi, todos enfrentamos dilemas y desafíos personales. Podemos tomar un momento para reflexionar sobre nuestras acciones, ser amables con nosotros mismos mientras navegamos por nuestros propios caminos de crecimiento y hacer cambios conscientes sin auto-crítica severa. ¿Cómo puedes aplicar la autocompasión en tu propia vida hoy?
Cómo practicar la autocompasión
Hay muchas formas de practicar la autocompasión. A continuación, se presentan algunas sugerencias:
- Acepte sus emociones
El primer paso para la autocompasión es aceptar sus emociones, tanto positivas como negativas. Esto significa no juzgarse ni criticarse por lo que está sintiendo.
- Sea amable consigo mismo
Hable con usted mismo con la misma amabilidad y comprensión que usaría con un amigo. Evite los pensamientos negativos y autocríticos. Sea su mejor amigo/a.
- Recuerde que no está solo
Todos experimentamos dolor y sufrimiento en algún momento de nuestras vidas. Recuerde que no está solo y que hay personas que se preocupan por usted.
- Practique la bondad amorosa
Diríjase a usted mismo con la misma bondad amorosa que dirigiría a un ser querido. Visualícese enviándose a sí mismo pensamientos y sentimientos positivos, como amor, compasión y aceptación.
Una Lección de Autocompasión en la Cancha de Tenis: Mi Experiencia Personal
Para cerrar, quisiera compartir una experiencia personal profundamente significativa, una que lleva la esencia de la autocompasión, y en la que mi querido profesor de tenis y amigo, Hans del Río, jugó un papel crucial.
Era uno de esos días en la cancha donde cada golpe parecía estar fuera de sincronía, mi cabeza se torturaba a sí misma en cada error que cometía. Sentía una gran angustia pues estaba perdiendo yo sólo, sin que mi rival hiciera mucho por ganarme. Había perdido un punto crucial y, consumido por la frustración, comencé a vociferar insultos y palabras durísimas hacia mí mismo. En medio de este tumulto interno, Hans se acercó, y con una voz muy pausada, amable pero firme al mismo tiempo me dijo: «Rodrigo: Que ninguna palabra negativa salga de tu boca durante el partido».
Sus palabras resonaron en mí como una revelación, un mensaje de la sabiduría universal. Y decidí transformar mi diálogo interno: cada golpe se convirtió en una oportunidad, cada error, un paso hacia el aprendizaje. Y empecé a repetirme «Confío en mi juego, aprendo en cada punto, cada error es una oportunidad», me repetí, permitiendo que una sensación de confianza y calma reemplazara la autocrítica.
Y así, con una mente más clara y compasiva, el rumbo del partido comenzó a cambiar, culminando en una victoria. Pero más allá del triunfo en la cancha, lo que gané fue una lección invaluable de autocompasión y la importancia de mantener un diálogo interno positivo y amable, incluso en medio de los desafíos. Gracias a esta experiencia, y a la orientación de Hans, aprendí que nuestras palabras y pensamientos tienen un poder inmenso en nuestra vida, resultados y bienestar general.
Ejercicio de autocompasión
A continuación, se presenta un ejercicio de autocompasión que puede practicarse en cualquier momento y lugar:
- Encuentre un lugar tranquilo donde pueda relajarse.
- Cierra los ojos y respire profundamente.
- Lleve su atención a su cuerpo.
- Observe cualquier sensación física de dolor o incomodidad.
- Diríjase a usted mismo con palabras amables y compasivas.
- Recuerde que no está solo.
- Tome unos minutos para practicar la bondad amorosa hacia usted mismo.
Fuentes:
- Attenborough, R. (Director). (1982). Gandhi. [Película]. EE. UU.: Columbia Pictures.
- Gallwey, W. T. (1974). El juego interior del tenis. Barcelona, España: Editorial Kairós.
- Gilbert, P. (2018). La mente compasiva. Editorial Kairós.
- Compassion Focused Therapy. https://www.cft.org.uk/
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